En 2025, el sector inmobiliario en México se verá sometido a importantes cambios que influirán en su destino. Este rubro, que ha sido crucial para la economía del país, está viendo una transformación en sus estructuras y estrategias impulsada por diversos factores, tanto internos como externos. Las nuevas normativas que guiarán este sector están dirigidas a alinearse con las tendencias globales, las demandas de sostenibilidad, así como a los cambios en el ámbito laboral y tecnológico.
En 2025, el mercado inmobiliario mexicano se enfrenta a una serie de transformaciones significativas que marcarán su futuro. El sector, que ha sido un pilar fundamental de la economía nacional, está experimentando una evolución en sus estructuras y estrategias debido a una serie de factores tanto internos como externos. Las nuevas reglas que regirán este mercado se enfocan en adaptarse a las tendencias globales, a las exigencias de sostenibilidad y a los cambios en las dinámicas laborales y tecnológicas.
La digitalización será igualmente esencial en la transformación del mercado inmobiliario. Las plataformas proptech siguen mejorando la forma en que se compran, venden y gestionan propiedades, lo cual ofrecerá mayor claridad y eficacia. Este avance digital no solo será ventajoso para desarrolladores y propietarios, sino que también permitirá a los consumidores acceder a un mercado inmobiliario más ágil y accesible.
La digitalización también jugará un papel crucial en la reconfiguración del mercado inmobiliario. Las plataformas proptech continúan optimizando la compra, venta y gestión de propiedades, lo que permitirá una mayor transparencia y eficiencia. La digitalización no solo beneficiará a los desarrolladores y propietarios, sino que también facilitará el acceso de los consumidores a un mercado inmobiliario más dinámico y accesible.
El mercado de oficinas en México ha comenzado a adaptarse a los nuevos modelos laborales, que combinan el trabajo remoto con el presencial. Esto ha provocado una disminución en la demanda de espacio de oficina por empleado. Las empresas buscan ahora edificios más eficientes en cuanto a consumo energético y con ubicaciones más centrales y de alta calidad. Este cambio ha llevado a una migración hacia inmuebles de clase A en zonas céntricas, especialmente en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, donde la absorción de nuevos espacios sigue siendo positiva, a pesar de las tendencias de desocupación.
Por otro lado, el sector industrial sigue viendo una fuerte demanda, especialmente en áreas como Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara, debido al nearshoring. La disponibilidad limitada de terrenos y el aumento en los precios de alquiler indican que el sector sigue en auge, a pesar de algunos desafíos. En estos mercados, las tasas de desocupación se mantienen bajas, y los precios continúan en aumento, especialmente en zonas como Cuautitlán y Tepotzotlán, donde la actividad inmobiliaria es alta.
En el caso de la industria hotelera, las nuevas reglas también están vinculadas a la transformación de las preferencias de los consumidores. El turismo nacional e internacional está en auge, y las estrategias de los desarrolladores hoteleros se centran ahora en ofrecer experiencias más personalizadas y sostenibles, respondiendo a la demanda de los viajeros por opciones más ecológicas y responsables.